Por: Stella Colmenares[i]
El pasado 17 de agosto se realizó en el Teatro de la universidad Ecci, una conferencia para las comunidades religiosas del Dr. Dennis Mukwege, médico pentecostal, premio nobel de paz del año 2018, como reconocimiento al arduo trabajo que lleva a cabo en el Congo, con mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado.
Antes del panel de diálogo se dio lugar a una intervención musical que estuvo a cargo de la cantante lírica, Rut Quiroz, oriunda del país de Venezuela, esta mujer con su melodiosa voz impacto el corazón de los asistentes. Con tan solo 25 años, esta joven de padres colombianos, nacida en el departamento de valledupar, recuerda que cuando era aún niña su familia se vio en la obligación de migrar por dificultades económicas al país vecino de Venezuela. Su padre técnico de refrigeración y su madre contadora, en el nuevo país tuvieron posibilidades de salir adelante y tener una vida digna aunque también recuerda haber sufrido bullying y xenofobia.
Allí en su nuevo país tuvo la oportunidad de crecer y estudiar lo que le apasionaba, la música, fue así que ingreso a estudiar a los 16 años en la escuela de música Lino Gallardo, con la maestra María Elena Vargas, egresada del conservatorio Tchaikovsky en Moscú. A la vez adelanto estudios en la Escuela superior de música José Ángel Lamas, donde culmino los estudios de solfeo, un año de piano, dos años de armonía y dirección coral.
Rut trabajaba como directora de coros infantiles, y residía en Catia, su anhelo era terminar sus estudios pero la situación no dio más, la plata no alcanzaba, dice Rut. En diciembre del año pasado llegaron a Bogotá, un día se les ocurrió cantar lírica en la calle y les fue bien. Aunque esto implica un esfuerzo en su voz y desafiar los estados climáticos por ahora de este trabajo depende su sustento. Afirma que no les ha ido tan mal, que la receptividad de la gente es buena, y se siente bien porque ha logrado con su música aportar a la gente y transmitir sentimientos, alegría, y posibilita a todos el acceso al canto lirico sin la necesidad de ir a un teatro.
Su sueño es seguir estudiando y sacar el titulo para conseguir un empleo formal que le garanticen a ella y a su familia una vida digna.
No le gusta que el círculo del arte es una rosca, pero aun así actualmente está en el coro de la catedral pero le inquieta que no haya ningún tipo de aporte y ayuda para su promoción, la música se ha convertido en su estilo de vida, no se imagina su vida sin la música, transmite un mensaje, es un lenguaje y transmite paz.
A Rut no le preocupa ser migrante, ya lo fue a los 7 años y hoy por situaciones de la vida tiene que salir de su casa y dejarlo todo para empezar de nuevo en su tierra natal, Colombia, ella cuenta que ha sido otra vez sentir la discriminación pero también la admiración por lo que hago, se siente agradecida por el trato que ha recibido.
Pero como a muchos migrantes venezolanos le preocupa que su pequeño hijo Arturo de escasos 2 años no tiene acceso a la salud, ya que no tiene pasaporte, razón por la cual no ha podido ingresar al sistema de salud.
Ella una mujer llena de alegría y entusiasmo afirma que lo mejor es aferrarse a la familia y lo que a uno le apasiona. También finaliza la conversación declarando que las nacionalidades no existen, es más una situación política, hacer caso omiso a las personas que discriminan pero también he conocido personas que me dan ánimo.
Y Rut es una mujer que persevera y no deja de soñar, “Sueño con seguir estudiando y con cantar ópera, música contemporánea, me veo cantando y dirigiendo”.
[i] Stella Colmenares reportera de UNIMINUTO 1430 y Entre Parceros y Panas.
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